Poemas de Amor
sábado, 11 de julio de 2015
viernes, 8 de mayo de 2015
Te Amo
Amo cada instante que paso contigo;
amo cada sonrisa que me dejas sentir;
amo cada mirada que me pierde;
amo cada centímetro de tu piel juvenil.
Amo tus labios que me hacen temblar;
amo tus ojos que el cielo me dan;
amo tus momentos de risa y enojo;
amo tus caricias que no he de gozar.
Amo tu nobleza sin par;
amo tu humildad que me hace pensar;
amo tu pasión al momento de actuar;
amo tu belleza que me llega a extasiar.
Amo la dulzura que despide tu ser;
amo la sensación de llegarte a querer;
amo la tristeza de no poderte amar;
amo la armonía que me haces desear.
Amo el deseo de tenerte entre mis brazos;
amo el porvenir que pudiera tener junto a ti;
amo el sueño donde te poseo sin fin;
amo el delirio que es vivir por y para ti.
Amo este sueño, inútil quimera;
amo el cielo y el infierno que se desatan en mí;
amo el haberte conocido;
amo el sentimiento de amarte así.
sábado, 18 de abril de 2015
Amistades Eternas
Algunas veces encuentras en la vida
una amistad especial:
ese alguien que al entrar en tu vida
la cambia por completo.
Ese alguien que te hace reir sin cesar;
ese alguien que te hace creer que en el mundo
existen realmente cosas buenas.
Ese alguien que te convence
de que hay una puerta lista
para que tú la abras.
Esa es una amistad eterna...
Cuando estás triste
y el mundo parece oscuro y vacío,
esa amistad eterna levanta tu ánimo
y hace que ese mundo oscuro y vacío
de repente parezca brillante y pleno.
Tu amistad eterna te ayuda
en los momentos difíciles, tristes,
y de gran confusión.
Si te alejas,
tu amistad eterna te sigue.
Si pierdes el camino,
tu amistad eterna te guía y te alegra.
Tu amistad eterna te lleva de la mano
y te dice que todo va a salir bien.
Si tú encuentras tal amistad
te sientes feliz y lleno de gozo
porque no tienes nada de qué preocuparte.
Tienes una amistad para toda la vida,
ya que una amistad eterna no tiene fin.
Pablo Neruda
Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos,
te pareces al mundo en tu actitud de entrega.
Mi cuerpo de labriego salvaje te socava
y hace saltar el hijo del fondo de la tierra.
Fui solo como un túnel. De mí huían los pájaros
y en mí la noche entraba su invasión poderosa.
Para sobrevivirme te forjé como un arma,
como una flecha en mi arco, como una piedra en mi honda.
Pero cae la hora de la venganza, y te amo.
Cuerpo de piel, de musgo, de leche ávida y firme.
Ah los vasos del pecho! Ah los ojos de ausencia!
Ah las rosas del pubis! Ah tu voz lenta y triste!
Cuerpo de mujer mía, persistiré en tu gracia.
Mi sed, mi ansia sin límite, mi camino indeciso!
Oscuros cauces donde la sed eterna sigue,
y la fatiga sigue, y el dolor infinito.
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